Entradas

Mostrando entradas de abril, 2012

Déjame hablarte como la niebla

Imagen
M e dejaste sola. Sola. Como te pedí. Y te fuiste, a tu tierra verde y húmeda, donde te esperaba tu vieja bici y una lavadora fiel. Sin embargo, he de confesarte algo. Cuando la noche ya está agotada y empiezan a apagarse esas estrellas que tanto te gustaba admirar a cielo abierto en Namibia, desciendo hasta ti. Cada noche. Tu tierra es mi cómplice. No hay madrugada que sus campos no sean acariciados por una dulce bruma, que como una novia despabila a su amado, con finos dedos y un leve soplido. Albas de niebla, niebla. Niebla. Yo hago esto. Por la noche, como un gato, salto de mi cama. Llego a la puerta del dormitorio y, como todo gato, hago que la parte trasera de mi cuerpo se peine contra la jamba. Un golpecito final del rabo y abro el pasadizo. Y entro en tu cocina. Así de fácil, ¡todavía hay alguna estrella en el cielo! ¿Sabes lo que hago entonces? Me estiro formando un arco muy asimétrico, las patas delanteras bien lejos y los deditos separados. ¡El rabo cree tocar el tech