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Mostrando entradas de 2014

Yan Lianke, gracias por el dolor

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E l sueño de la aldea Ding es una pesadilla arrolladora que tiene la belleza y el ritmo del otoño, estación con la que nos recibe este hermoso y terrible libro del escritor chino Yan Lianke, Premio Franz Kafka 2014. Un libro muy lírico que no es lento sino inexorable en desembocar en el invierno blanco, el color del luto en China. En sus primeras hojas ya nos dice que "la aldea Ding desaparecería del mundo. Los vecinos, como las hojas, se ajarían primero y amarillearían, para caer después de los árboles con un susurro de sonajero. Y una ráfaga de viento se llevaría las hojas, como la aldea, a ninguna parte" La historia narra el destino de los aldeanos de Ding tras que la mayor parte de éstos, a principios de la década de los noventa del siglo pasado  - como los habitantes de tantas otras aldeas de la provincia natal de Yan Lianke, Henan - participaran en el negocio de compraventa de sangre liberalizado entonces en China e impulsado por las autoridades locales. Un nego

Perú de Gordon Lish: compulsivamente visual, esquizoide, hipnótico

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U n accidente sufrido por el narrador cuando llevaba a su hijo a un campamento de verano le transporta a un mes de agosto cuando niño, con seis años, mató a un coetáneo jugando en el parque de arena del jardín de la casa de su adinerado vecino. Resumido así, Perú de Gordon Lish podría parecer una confesión, pero no lo es. Es inquietante. Es una invitación a sumergirte en aquel asesinato tedioso, pegajoso y pausado como un día de agosto. El narrador comienza diciendo “ No hay nada que no te diré si puedo pensar en ello” y como un flujo de consciencia empieza lentamente a evocar de manera ambigua, obsesiva y con una rara sensualidad o morbosidad sensaciones, personajes y episodios vinculados a este asesinato. El tema principal de esta novela es la memoria, o mejor dicho, la memoria de la memoria misma. Aunque no se trata de un memoria analítica tipo la de Proust en “En busca del tiempo perdido”, sino que se trata de una memoria involuntaria que establece un juego medio “sádic

Truman Capote, magistral camaleón

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U na nueva cita del club de lectura, la de marzo, nos reservaba una clase magistral, teórica y práctica, de la literatura y estilo del genial Truman Capote. Y es que el libro Música para camaleones publicado por Anagrama lo es ya de por sí. La parte teórica corresponde al prefacio, donde Truman se desnuda y habla abiertamente de lo que es la literatura para él: un noble pero implacable amo. Dios concede un don pero con él viene también un látigo, cuyo uso es exclusivamente la autoflagelación, confiesa el escritor. De hecho él dice sentirse como un tahúr, un jugador de cartas que no sabe si vencerá la partida. Capote sabe tener el dominio de la técnica, él que ha ensayado todos los días durante 14 años de su infancia como lo haría un estudiante de violín, pero, ¿dónde reside el genio? Le atormentaba la idea de que la diferencia entre escribir bien y el verdadero arte es sutil pero brutal. Y fue en aquel divagar que descubrió su estilo: la novela periodística debería tener la

Deshilvanando misterios con David Torres (Todos los buenos soldados)

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E l pasado mes de febrero, en el club de lectura que dirige el escritor y amigo Ronaldo Menéndez, contamos con la presencia de David Torres, autor de la perspicaz novela que habíamos elegido para ese mes, Todos los buenos soldados . El diálogo con él, así como su novela o su arte de escribir, fue como deshilvanar lentamente y con gusto un misterio. La conversación se inició poniendo una primera etiqueta a la novela: híbrido entre novela negra e histórica. Que no policial, matizó David, pues en la novela negra el crimen es una excusa. Torres se definió como un escritor de jazz que no planea sus novelas, sino que deja que éstas le vayan sorprendiendo. ¿Y qué es lo que más ha sorprendido a David de esta novela? El personaje de Adela, que en un principio era plano. No desvelaré nada de este enigmático personaje, pero sorprendido él y muy sorprendidos nosotros. David continuó definiendo su escritura como un acto "platónico", como si escribir fuera descubrir, cincelar

Cabeza abajo pende

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U na hoja pende de la red que cubre el patio interior de mi casa. Cabeza abajo pende de su sutil tallo y de dos finos dedos inventados por su cuerpo de estrella. Se deja mecer tibiamente por la brisa de la mañana, como el péndulo de un reloj sin cuerda, y decide si caer  o seguir agarrada, a una verja. Arriba un cielo azul, abajo un suelo mojado. Campanas de una iglesia cuentan diez, pero la hoja sigue temblando si caer, o seguir en el hierro de su verja.