El árbol del Bien y del Mal


—Soy el árbol del Bien y del Mal, soy el árbol de la verdad, de tierra, mar, y fuego, de las tinieblas y de la luz, del desierto y del maná, de lo carnal y lo espiritual, de lo eterno y lo efímero, que conozco el alpha y el omega, el que come de mi se igualará a los dioses, ¿entendido, serpiente? Éste es el mensaje que le tienes que dar a Ella, porque está escrito que Ella comerá de mi fruto. Así que no te estreses, serpiente, que verás que es muy fácil. Y es que no se podrá resistir porque yo conozco todos sus deseos, mi fruto es lo que ella quiere, en mi ve lo que en cada momento anhela: manzanas, uvas, cocos, una merluza fresca, un diamante, unas piernas más largas, 3 kilos menos, dos
tallas más de pecho…

—¡Serpiente, en posición!, que ahí vienen Él y Ella, solos en el paraíso, danzando como mariposas, ¿Qué dices, víbora? ¿Qué no están solos? ¿Qué hay un señor en el paraíso, con pijama?, y ¿con qué?, ¡ah!, lo de los bigotes es lo de menos, el pelo en el paraíso esta permitido, porque es salvaje, no, silvestre, eso quería decir, silvestre, ¡ah no, pero el pijama no! aquí todos desnudos, porque cuando Ella coma de mi fruto lo que tiene que ver es que está desnuda…que no, hombre, que no, no es para que quiera ponerse pecho enseguida, ssshhh, escucha...El bigotes que les pregunta si están solos, y sssh, y Él y Ella responden según el guión, son la primera pareja humana, ves, no hay nada que temer...el bigotes les invita despues de cenar, uhmm, que esto es ¿aburrido? ¿oigo bien? ¿Que no hay diversiones?,
¿no hay diversiones? Eso es porque no me conocen, serpiente, toma nota, eso también se lo puedes decir.

Pero a la serpiente algo le daba en la nariz y pronto la aprensión empezó a crecer en el reptil. El tercero en discordia, lejos de avivar el fuego, como lo hacía continuamente en la mente del árbol del Bien y del Mal, inciso, el árbol decía: Menage a trois, mírame serpiente, menage a trois, a ver víbora, tú miras fijamente al de los bigotes, que ya que los tiene será porque es un resabiado, y le dices, fijate bien, paseando esa lengua bifurcada que tienes por la boca mostrando el merecido deleite y dices menage a trois, menage a trois. Esto decía el árbol, sin embargo nada más lejos de la realidad. El del pijama había sumido a Él y a Ella en la dinámica de la sobremesa, de la tertulia y sentados bajo el árbol hablaban de cosas. Bueno, a decir verdad, enumeraban cosas o suspiraban...Eso, ¡Ah! Oveja, Cabra, Cerdo, ¡Cerdo!

En ese momento, el árbol, que todavía no había perdido la esperanza, dio un codazo a la serpiente.

—Esto se pone jugoso, ¡cerdo!, ¿lo has oído?, eso es un insulto. Te digo yo que esto del trío es una gran idea, no vamos a llegar ni a Cain y Abel. Sssh, escucha, escucha. El bigotes pregunta que si son matrimonio, ¿pues a ti que te parece?, tonto, ¿cómo? ¡Él y Ella han dicho que son hermanos!

El árbol habiendo oído esto dio un respingo tal que la serpiente cayó como manzana madura. Y
el árbol empezó a gritar a la víbora, muérdele a Ella y acaba ya con toda la humanidad,
¡Esto es ridículo! Esto no estaba en el guión original! El árbol del Bien y del Mal, del alpha y del omega, de la sabiduría, de vientos y mares, de sequías y abundancias, con olorosa fruta, pescado fresco, cartieres y visones, rugía.
—La desvergonzada le hace ojitos al bigotes, y nuestro joven Él pasmado.
Dicho esto le dejó caer un coco en plena testuz a Él. Por tonto.

Llegó una nueva primavera y Ella se quedó embarazada, para colmo. Esta vez fue la serpiente
quién agitó al árbol, que a duras penas abrió sus ojos.
—¿Y si le digo que los kiwis tienen muchas vitaminas, mucha fibra, eso, las mujeres se vuelven locas con eso de la fibra, y es que no hay nada como imaginar el recorrido del intestino, oye, y vamos que le vengo a decir a la futura mamá que los kiwis son lo mejor para la gestación?,¿Qué te parece?

No escuchando respuesta alguna del árbol, añadió.
—Porque aquello de asemejarse a Dios creo que no les interesa, pero para nada...

El árbol del Bien y del Mal, de la sabiduría, el árbol de la verdad, de tierra, mar, y
fuego, de las tinieblas y de la luz, del desierto y del maná, de lo carnal y lo espiritual, de lo eterno y lo efímero, el que conocía el alpha y el omega, bostezó, y entre somnolientos resoplidos dijo:
—No le pidas peras al olmo, serpiente, no le pidas peras al olmo.
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Os dejo un link al cuento original:

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