Philippe Jaroussky: Sempiterno


Un bosque. Hay un silencio que impone, en un bosque. Una luz sombría que impone, en un bosque. Nos han enseñado a temer al bosque. Sin embargo, en esa oscuridad de bosque se encienden lentamente las luciérnagas. Esas pequeñas estrellas del bosque emprenden su tímido vuelo, de repente, como por arte de magia. Flotan, se mecen apenas, con esfuerzo mantienen su vuelo suspendido en el aire, como una fragancia. Entonces tú sólo pides que el silencio del bosque calle más aún porque su delicado vuelo de luciérnaga podría desvanecerse, de repente, y ese su brillo cálido, dulce, que sientes bailar en tus ojos, apagarse como la luz de una candela. ¡No te vayas!

Esto es lo que siento cuando escucho a Philippe Jaroussky en el Pie Jesu del Réquiem de G. Fauré, y en mi silencio pido que siga alumbrando mis sombras.

Me alumbro con su música, en la Reflexión del día os dejo un link al Sol da te, aria de Ruggiero en el Orlando Furioso de Vivaldi (segundo dibujo inspirado en esta pieza y puesta en escena), y con sus palabras.

A continuación una entrevista imaginaria, el compendio de las respuestas y de las explicaciones que más me han gustado de Philippe Jaroussky sobre su repertorio y su técnica.

Cabrastú: Mi primera pregunta no puede ser otra que nos hables de la voz de contratenor y, en particular, de la tuya en este misterioso registro

Philippe Jaroussky: Lo sé que para mucha gente, la forma de cantar de los contratenores es un misterio. Pero yo creo que no encierra ningún misterio. En mi caso, utilizo el mismo mecanismo que una mujer. Canto con la voz de cabeza, como lo haría una soprano o una mezzo-soprano. No es “falsetto”, que es un término terrible, una expresión que no me gusta…tú no dices que una soprano esté cantando en falsetto…si escuchas hablar a una artista mujer, ella tampoco habla como canta. En mi caso, es absolutamente lo mismo.

Hay un enorme interés por los contratenores, ahora. Creo, en parte, se deba porque soñamos con las voces pérdidas de los castrati. Pero tenemos que tener en cuenta que la técnica era bastante diferente porque las voces eran también bastante diferentes. El castrati tenía las cuerdas vocales del mismo tamaño que un niño en un cuerpo grande, con grandes pulmones. Era diferente. Se realizaba esta abominación de castrar niños jóvenes para obtener esta voz sublime. Y sabemos que solo aproximadamente el 1% de los niños castrados llegaron a cantar opera en escena. Era algo terrible, que afortunadamente ya no hacemos más.

En cuanto a mi voz, lo más difícil en mi voz es que mi color es más apropiado al de una soprano. Tengo una voz bastante ligera. Sin embargo, el rango es más el de una mezzo. Es bastante complicado, pues muchas veces la gente cree que puedo cantar muy agudo y me proponen cantar cosas que son excesivamente agudas.

Lo que intento es mantener el sonido natural de mi voz, y cantar con la mayor libertad que me sea posible.

C: Tocas también el piano, pero sobre todo eras violinista antes de decidir ser contratenor. De hecho tu voz me recuerda siempre a la de un violín…¿qué te hizo dar el salto?

P.J: Sí, a veces la gente me dice que canto como un violín. Es gracioso, pero no se puede olvidar si has aprendido música con un instrumento, definitivamente permaneces con este alma, de violín. No puedes cortar la relación. El violín me educó, me enseñó a ser preciso y a leer la música de una determinada manera. Más tarde aprendí que no se puede cantar sólo con la mente, sino que el cuerpo entero, de la cabeza a los pies.

¿Por qué contratenor? Fui a ver un concierto de un contratenor francés y me conmocionó de tal forma que dije 'quiero hacer eso'. Nunca había cantado en un coro de niños, era violinista, pero a los 18 años le dije a mi profesora, 'confía en mi. Estoy seguro de que seré contratenor en el futuro'.

C: Pues yo también confío en ti, porque gracias a ti he conocido compositores olvidados como Johann Christian Bach, hijo menor del Bach que todos conocemos, o Antonio Caldara, un contemporáneo de Bach, Handel y Vivaldi, de los primeros compositores que dieron voz a los librettos del gran Metastasio.…te encanta estar encerrado en la biblioteca, el contacto con antiguas partituras…

P.J: Parte de mi trabajo consiste en entender lo que canto. Para poder elegir qué camino tomar debo conocer bien las partituras, saber el cómo y el porqué. Fui a las bibliotecas buscando a Mozart y terminé grabando un disco de arias de Johann Christian Bach. De la misma manera, fortuita y mágica, Metastasio me llevó a Caldara. Cuando descubres música que no ha sido grabada antes, es tu propio tesoro.

C: ¿Qué te llamó de cada uno de estos compositores?

P.J: Johann Christian Bach dijo una frase muy interesante, criticando a su hermano: "Mi hermano vive para componer. Yo compongo para vivir". Toda su vida sintió curiosidad acerca de todo. Tenía un carácter apreciado por todos, un poco como Rossini, bon vivant, mucho sentido del humor, muy alegre. Tenía muchos amigos. Johann Christian Bach tenía algo muy liberador, que desmitificaba. Fue realmente alguien de su tiempo, que luchó por cambiar realmente algo.

Antonio Caldara era uno de los más respetados y prolíficos compositores de su tiempo (dejó más de 3.000 trabajos). Sumergirme en sus operas (que son todavía prácticamente desconocidas) fue para mí una experiencia fascinante y muy estimulante.

C: Pero también podríamos decir que has redescubierto a Vivaldi, pues para muchos no pasa de ser un compositor exclusivamente para violín

P.J: Me encantan las personalidades exuberantes, curiosas como la de Antonio Vivaldi. A pesar de que era un sacerdote, creo que su temperamento era similar a la de ciertos castratis. ¡Siento que era alguien muy fiero! También creo que se puede sentir que él estaba decidido a gustar, y él era un luchador.

Sí, es evidente que Vivaldi ha sido desestimado demasiado rápido como un compositor sólo de violín; en cambio era alguien que tenía una idea muy clara de la voz y de la parte dramática del arte.

Por otro lado, hay también una tendencia a ver sólo el lado virtuoso de la obra de Vivaldi. Pero también me encanta el lado tierno de Vivaldi, un músico que puede ser simple y puro, distinguiéndose de la escuela napolitana, por ejemplo. También puede ser tan puramente poético, tan completamente sin ostentación, vocalmente hablando, esto es algo que me conmueve. Él escribió mucho, cientos de conciertos, e incluso se jactó de que podía componer un concierto más rápido de lo que requeriría un copista para transcribirlo, lo que demuestra que gozaba de esa inmediatez, del hecho de que su instinto musical y su inspiración pasase directamente al papel…pueden haber algunos pasajes largos en sus piezas, pero en todas de repente su genio ataca de nuevo, como un relámpago, y entonces te das cuenta de que eso es un acto de libertad.

C: Muchas gracias Philippe Jaroussky por haber concedido tantas entrevistas que han hecho posible este collage de respuestas. En la nota encontrareis las fuentes. Si os ha gustado esta entrevista “inventada”, podeis leer también mi tributo a Philippe Jaroussky, una cometa en el viento, en este blog.

Nota: Respuestas de entrevistas de Benjamín G. Rosado de El Cultural, Euronews “Meet my Vivaldi”, Jason Victor Serinus para www.hometheaterhifi.com, de Early Music Today hablando de La dolce fiamma, extracto del CD de Caldara en Viena, entrevista de Emmanuelle Dancourt en Visages Inattendus de Personnalités del 23.01.10 y Agencia EFE del 10 de mayo de 2010

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