El combate de Bernard-Marie Koltès


¿Es posible unir un teatro con poética shakesperiana con otro con la fuerza y el tempo de la dramaturgia contemporánea? Sí, en la obras del autor francés Bernard-Marie Koltès (1948-1989) encontramos esta maravillosa mezcla. Prueba de ello son los títulos de sus obras, como por ejemplo "En la soledad de los campos de algodón", "De noche justo antes de los bosques" o la misma "Combate de negro y de perros", a la que dedicamos esta columna.

Bernard-Marie Koltès escribe sobre tres temas principalmente: la soledad, el miedo y la alteridad, sobre el Otro; temas abstractos que sólo pueden ser enfrentados con una escritura como la de Koltès. Una escritura materialmente bella, que atrapa y embriaga.
Sus textos están envueltos en un extraño halo mágico aunque, al mismo tiempo, están despojados de todo aquello que sea superfluo. En ese estado onírico pero desnudo es donde brota la fuerza brutal interior que tienen sus obras.

De Koltès se ha llegado a decir que es "tan abstracto y tan realista". Su teatro habla de las pasiones del hombre, habla de realidades y por ello puede confundirse con ser "realista". Ésta también es la razón que hace que sea un teatro que toca, que agita, que envuelve al espectador en la pulsión que emana. De hecho, yo misma cuando salí de ver "Combate de negro y de perros" en la sala Replika, me sentía, por una parte feliz, de haber visto una gran obra pero, por otra, aturdida. Y es que, sin saberlo, estaba todavía atrapada en el Combate, estaba dentro de cada uno de los personajes de la obra, de sus odios, de sus soledades.

Se podría añadir que el teatro de Koltès es palabra corpórea. Éste rastrea en el interior de los personajes hasta hacer aflorar la condición humana en estado puro. Por ello, más que nunca en este dramaturgo, el actor tiene que incorporar el texto. Su cuerpo completa el mensaje escrito. En la mesa redonda que organizó la sala Replika en torno a la figura del autor francés, y en la que participaron los directores de escena Vicente León, Guillermo Heras y el también actor Gabriel Garbisu, se debatió mucho sobre este aspecto. Para entender de verdad las obras de Koltès, hay que verlas representadas, pues es entonces cuando cobran esa doble naturaleza, onírica y realista que hemos mencionado, y los conflictos se hacen tan palpables que atormentan.

La puesta en escena de Combate de negro y de perros de esta sala madrileña es una excelente prueba de ello. Como escenografía, una jaula, dentro, cajas que hacen las veces de habitación, de mesa, de silla, desnudez que murmulla. En torno a la jaula, oscuridad, un negro en simbiosis con ella y los enigmáticos gritos de los guardias de una empresa de obras públicas europea en África que alertan de su inesperada llegada, o tal vez, simpatizan con ella...La atmosfera creada no puede ser más koltesiana. La tensión flota y viene magistralmente cocinada por cada uno de los actores: odio, miedo, egocentrismo, desprecio y mucha soledad combaten el candoroso requerimiento del negro, recibir el cuerpo inerte de su hermano fallecido en la obra.

El negro atiza el fuego desde la negrura de la noche, repitiendo su requerimiento. En el cuadrilátero, cada uno de los tres occidentales tensionan su propio beneficio, entran en ebullición, hasta que el combate explota.

El Combate de Replika es un espejo que refleja sin miramientos cómo ciertos comportamientos, acciones y consecuencias intolerables del mundo occidental han tomado el tono de la cotidianidad. Vencer nuestra ceguera es el verdadero Combate de este Koltès.

Comentarios

Thyrrel ha dicho que…
Ha sido un placer descubrir a este autor, tanto por parte de la sala Replika, que nos dió la oportunidad de ver la obra "Combate", como por el artículo que aquí nos presentas y en el que tan acertadamente reflejas las sensaciones con las que uno se queda tras conocer su Teatro y su mensaje.

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