Cabeza abajo pende



Una hoja pende de la red que cubre el patio interior de mi casa.
Cabeza abajo pende de su sutil tallo y de dos finos dedos inventados por su cuerpo de estrella.

Se deja mecer tibiamente por la brisa de la mañana,
como el péndulo de un reloj sin cuerda,
y decide si caer o seguir agarrada,
a una verja.

Arriba un cielo azul,
abajo un suelo mojado.
Campanas de una iglesia cuentan diez,
pero la hoja sigue temblando si caer,
o seguir en el hierro de su verja.


Comentarios

Andrés Ferrer ha dicho que…
Vista esta crítica tan favorable me apetece comprar y leer el libro.
Andrés Ferrer ha dicho que…
Vista esta crítica tan favorable me apetece comprar y leer el libro.

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