De vuelta, en el tranvía Cementerios



Deberían prohibir el ferrocarril, por brujo. En él los árboles corren, las gotas de lluvia arañan, moribundas, los cristales y los trenes contrarios aúllan en una explosión de silencio. Mientras, sus pasajeros, sonríen inconscientes, sonríen, en la creencia de que nadie intuye sus tenebrosos pensamientos. En un tren no sólo se conciben sino que se urden en detalle, asesinatos, infidelidades, venganzas, sueños.

Stanley Kowalski, norteamericano de ascendencia polaca, coge un tranvía llamado Cementerios a esa hora en que las botellas, vacías de su espíritu, vagabundean por las calles, las estrellas se difuminan y las farolas cuentan su último baile. Acaba de nacer su primer hijo, pero Stanley regresa a casa a dormir. Allí le espera Blanche, su cuñada, y nunca mejor dicho, ¡no sabe lo que le espera!

Asiente con la cabeza al vaivén del tranvía. Le había tirado a la cara a esa zorra, boquita de pitiminí, sus billetes de vuelta a Laurel, para que también la echaran a patadas de su ciudad, por puta. Seis meses en su casa arruinando su matrimonio eran demasiado, por muy cuñada que fuera. Seis meses en que le había dado cobijo a esa alimaña y la señorita, la princesa, el ruiseñor de baños de vapor y coca cola helada se la había pasado insultándolo, ridicularizando su casa y criticando su posición económica. Stanley levanta sus ojos fijos como un horizonte y observa cómo la luna se desdibuja. La noche está abriendo, pero él no quiere darla por zanjada.

El tranvía vuelve a zarandear sus inflamables pensamientos. Stanley eructa, y vuelve a asentir mientras se examina los pectorales bajo su mojada camiseta denim. El licor afina el espíritu en los climas calientes. A decir verdad, a la puta de su cuñada ya la echaron de su ciudad, por fulana, y por ello cayó en su casa, la muy desgraciada. Se lo montaba en hoteles de lujo, será de ahí que le viene esa elevada clase economica suya de la que tanto alardea. Aunque no sólo alternaba en los hoteles, para ser precisos. Cuando ejercía de profesora de lengua, se codeaba con sus alumnos de secundaria, si llegaba pronto a casa, hospitaba a jovenes reclutas del cuartel militar de Laurel. Elysian Fields, Stanley vuelve a mirar al incrédulo astro antes de bajar los peldaños del tranvía. Blanche, prepárate, todavía hay tiempo.

La puerta de madera chirría y Stanley hace tintinear las llaves, ¿gatito, dónde estas? Sonríe y se perfuma con un eructo exhalado con el temple del humo de un cigarro. Stanley busca a Blanche como un perro olfatea el rastro de un forajido.

--Uhm las galas de la reina ahí estas canta canta cantando el baño de luna te lo voy a dar yo no no el espejo ahí dónde está a mí también me gusta que me miren qué crees subhumano puerco eslabón perdido entre tu peor pesadilla y el infierno HUH sí tu hermana está bien qué..borracha bañada en MI licor mejor así sí lenta sí correcto adivinado pasar aquí la noche los dos solitos ah no si lo llevas deseando desde que pisaste esta casa guarrona JA un telegrama de un admirador DE UNO AL QUE SE LA SACABAS BRILLO no no ni esos se acuerdan de ti vieja perra no te vas te ECHO por mis huevos que te echo pero antes una mujer cultivada una mujer de INTELIGENCIA Y DE CLASSE enriquece la vida de un hombre inmensurablemente te voy a enseñar yo qué trae no nononono te voy a hacer daño UN DIAMANTE y yo que creía que era un diamante porque por golfa uhmmm te estoy viendo las tetitas fuera ya ésta uhm que ojos tan abiertos espera espera y veras que se te abrirán más durísima qué haces sí sísí guerra guerra callejera pero no te cortes que no me quiero manchar perra rastrera me gusta como agarras el mango de la botella mi polla un respingo y todo el espinazo voilá con la hebilla no no hace falta así dame así por fin fierecilla así que un culo esponjoso gomma te lo estoy poniendo morado se enciende así así me pone su vaivén blup gomma blup vamos allá voy sediento tu ahí bien pegadita a la mesa quieta leona mira tu cepillo de la reina de los mares sí sí qué idea el mango cantabas pues ahora cantarás ahí así a cholón mira y ahora en alternancia delante detrás delante detrás como nuestros tranvías deseo cementerios deseo cementerios rico eh no era así tu muchachito de 17 años es el que tienes en el culo y delante tu simio que gruñe y besa y gruñe y caza el cerdo dedos pringosos de grasa chúpamelos Blanche Blanche Blanche tus soldaditos con tres seguro seguro gran puta no me muerdas ahh sí sí sí te mojas glup glup glup uhmmm glup rico mojadita estaba sí sediento mojadita sí jugosa sí rico sí zorra sí yo…..arrrg también.--

Y la luna a hurtadillas abandona el río de dolor de Blanche.
--------------------------------------------------
No os quedéis en las películas inspiradas en las obras de Tennesse Williams (T.W), no caigáis en este crasso error.
No he visto todas, como no he leído todas las obras de T.W, pero de las tres que he hecho lo uno y lo otro, veo claramente unos finales muy edulcorados dictados por la industria Hollywoodiana de la época y que merman, en mi opinión, gran parte del mensaje que T.W quiso darles. De hecho, a grandes rasgos, T.W desmantela, con sutilidad, el gran sueño americano, mientras que sus películas lo ensalzan. Algunas de sus películas son: Dulce pájaro de juventud, La gata sobre el tejado de zinc, La noche de la iguana y, como no, Un Tranvía llamado deseo.

T.W, es de por sí, un personaje de novela. Nacido en Misisipi, Estados Unidos, a los siete años una difteria lo encierra en casa y animado por su madre, empieza a escribir al poco tiempo. Su padre, violento y de posición social humilde y su madre, descendiente, en cambio, de una buena familia sureña, inspiraran su obra. No menos, su hermana Rose, una belleza delgada que recuerda a Laura de El Zoo de cristal, diagnosticada de esquizofrenia en primer lugar y más tarde, paranoica, marcará aún más su obra y su deprimido humor. La lobotomía que le practican a su hermana y que la deja incapacitada, hace que T. W. nunca perdonara a sus padres, lo que explicaría también el sesgo negativo que tienen las relaciones filiales en sus obras. Muere a los 71 años en una habitación de hotel, al atragantarse con la tapa de un bote de pastillas. Su hermano Dakin, cree que fue asesinado.

¿Por qué leer Un tranvía llamado deseo? Porque contrapone perfectamente la refinada educación y clase social de Blanche y la incultura y rudeza de Stanley. Vemos además un magistral cambio de roles, desde una caprichosa y cruel Blanche y una victima, Stanley, hasta la situación perfectamente opuesta.

Comentarios

Gose ha dicho que…
Como me gusta esto blog. Como me han gustado los cuentos y los dibujos, es cierto, otras personas, como tu, ya han cruzado al otro lado; solo se necesita levantar el pie y dar el salto. Hay otras realidades, otras energías, otras formas a las que se accede a través de pequeñas puertas y una simple inclinación de cabeza.
Muchas gracias por tus palabras
En Voz Alta y Pelo Largo ha dicho que…
Gracias por dejarme un comentario mágico

Entradas populares de este blog

La mujer cerilla

La libertad de la imaginación en el actor frente a la voluntad consciente

Truman Capote, magistral camaleón